Para su tercera entrega Arcade Fire han aceptado finalmente su nuevo status como idolos de rock de estadio, tras la irregular experiencia que supuso ‘Neon Bible’, y producían otro clásico que alcanzaba el número uno en las listas, cuyas canciones compartían una reflexión sobre dejar atrás el idealismo y la inocencia juvenil para sortear la realidad de la vida diaria que conlleva la madurez. Musicalmente, no han perdido su capacidad épica, pero mirando hacia una década anterior –del indie de los 80 al rock setentero- para añadir una serie de nuevas influencias a su paleta sonora; mientras que sus letras llegaban cargadas de un mayor toque emocional. Y aunque muchas navajas se afilaban esperando los signos de concesiones al mainstream, ‘The Suburbs’ resultaba ser el honesto testimonio de una banda que, sin importar lo grande que ha llegado a ser, sigue fiel a sus principios.