THE DIVINE COMEDY-The Perfect Love Song
Esta década no ha producido muchas estrellas de rock capaces de atraer a grandes audiencias. Al facilitar la disponibilidad de toda la música, el internet y el software P2P han vuelto del revés el modo en que las canciones se comercializan. Ahora todo el mundo tiene virtualmente el catalogo completo de todos los videos y grabaciones musicales al alcance de la mano, lo que hace que las radio formulas, video playlists y otros modos promocionales se hayan convertido en anacrónicos y los elegidos de las discográficas tengan menos oportunidades para conquistar al público. Este fracaso al reemplazar los viejos iconos, junto a una saludable escena de música en vivo ha contribuido a que artistas veteranos se mantuviesen sin mucho esfuerzo en su lugar privilegiado; incluso muchos ya retirados volvían para recrear sus viejos clásicos gracias a la enorme demanda, sin tener necesidad de pasar por el estudio de grabación de nuevo. Los retornos sorpresa de Kate Bush o Vashti Bunyan se encontraron entre aquellos que nos entregaron con éxito nuevas composiciones. Algunos favoritos de los Premios Rober comenzaban a dar preocupantes muestras de decaída creativa (R.E.M; Madonna; Morrissey); otros permanecían tan vitales e inamovibles como siempre (Tom Waits; Nick Cave). Pero el gran momento histórico lo protagonizó la publicación de “Smile”, el mejor disco perdido de todos los tiempos, que trajo consigo la milagrosa recuperación de Brian Wilson para el circuito del directo.