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“The smell of our own”, el álbum que dio a conocer a The Hidden Cameras, causó una pequeña conmoción en los circuitos indies de todo el mundo. El alegre himno anti-matrimonial, repleto de ironía, de este combo canadiense abiertamente gay y especie de equivalente al mejor pop de cámara británico, llegaba curiosamente meses antes de que algunos países comenzaran a legalizar las uniones de parejas del mismo sexo.