Con su cuarto trabajo el Colectivo Animal daba su primer salto de gigante. Después de fichar por el sello Británico Fat Cat y, sin faltar al espíritu psicodélico del freak folk, la banda comenzaba a producir cortes que se asemejaban más canciones que a mera especulación experimental. No perdían ni un ápice de su sano y casi ilimitado nivel de locura, plasmado en momentos tan irresistibles como los cantos tribales de “Who Could Win A Rabbit”